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San José, Costa Rica
Estamos formando un partido político donde sean los principios del Bien Común los que prevalezcan en todas nuestras actuaciones. Queremos agrupar a todos los costarricenses que creen todavía en la moral, la ética y la decencia, y que deseen servir a la patria y al prójimo. Unete a nosotros y comienza a escribir la historia de la nueva Costa Rica. Sólo juntos vamos a lograr construir un país más educado, justo y solidario. Los hechos del pasado y la realidad de hoy, claramente indican que no somos bien gobernados ni respetados. Se cometen atropellos contra nuestra constitución, contra nuestra soberanía y contra todas nuestras más apreciadas tradiciones. Tradiciones que nos daban credibilidad y respeto ante el mundo, y que hoy irresponsablemente han sido desvalorizadas y pisoteadas. No queremos seguir en lo mismo, por eso necesitamos preparar desde ya el terreno para garantizar poder llegar bien armados a dar la lucha en la elección del 2014 y para eso lo necesitamos a Ud.

sábado, 22 de mayo de 2010

EL BIEN COMUN –ALTERNATIVA POLITICA-

El Bien Común es el conjunto de condiciones sociales que permite y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.
El Bien Común dinamiza el desenvolvimiento de un orden social justo que armoniza los aspectos individuales y sociales de la vida humana.

Esta corriente de pensamiento filosófico, humano y político no es nuevo, porque Platón y su discípulo Aristóteles ( a.C.) ya lo conceptualizaban y lo veían como un orden lógico de ordenamiento y funcionamiento de las sociedades.

El mismo Jesucristo en sus enseñanzas cristianas, nos legó todos esos principios del Bien Común que tienen implícitos la justicia, la seguridad, la defensa del interés general, el respeto y la protección de la persona y sus derechos, y el amor a nuestros semejantes.

El Bien Común, es “bien” porque da satisfacción a las necesidades del ser humano en su entera naturaleza espiritual, moral y corporal, proporcionándole la paz, la cultura y todo lo necesario para el desenvolvimiento pleno de su existencia. Y es “común” porque es un bien de la sociedad entera.

El Bien Común es de todos y para todos. No promueve la ventaja de un grupo o clase alguna, sino el beneficio de todos, cualquiera que sea el carácter o la función que las comunidades realicen en la sociedad. No puede excluirse a nadie de los beneficios del bien común argumentando pertenencia a Nación, religión, sexo, raza, convicción política ó posición social.

Esta generación debe cuidar responsablemente los bienes y recursos necesarios para las generaciones por venir. No debe tampoco sacrificar los fines trascendentales del ser humano en función de la colectividad : si el bien común atentara contra el fin trascendente de una sola persona, dejaría de ser bien y dejaría de ser común.

Estos principios aplicados a una realidad actual en nuestro país ( y en el mundo entero ) debería mantener un perfecto equilibrio : ni el desarrollo lineal de la modernidad capitalista, ni un fundamentalismo indígena con mirada al pasado. Es una orientación nueva, teniendo en cuenta las exigencias de la salvación del planeta y de los pueblos.

En el actual contexto marcado por las crisis, particularmente la referida al calentamiento global, ha cobrado mayor vigencia la demanda de un cambio de paradigma.
Estos principios, que quizá durante muchos años se guardaron y no se discutieron, son hoy día tema de gran actualidad y principios que los grandes pensadores, los intelectuales y los políticos han retomado y se discuten en grandes foros internacionales.

¿Y qué ha significado este aporte en el debate y la reflexión internacional?

Toda esta filosofía en general, es lo que se puede llamar una cosmovisión, es otro tipo de relación con la naturaleza -esto es uno de los aspectos- y también otra manera de utilizar los bienes de la naturaleza, es un aporte que puede ser muy importante, desde el punto de vista de una crítica al modelo de desarrollo capitalista, que en la historia de la humanidad fue como un paréntesis, porque está llegando hacia su extinción, a límites que ya son casi insuperables.

Un segundo aspecto, más constructivo, es ver la manera de vivir colectivamente en forma armónica; en armonía con la naturaleza, en armonía social. En las sociedades indígenas -sin olvidar que también han vivido conflictos e imperios- el acento sobre la comunidad, sobre la solidaridad, conlleva a una manera de vivir que no es tan contrastada socialmente, como la que tenemos ahora.

Así, aprovechando toda esta riqueza, podemos reconstruir una manera conceptual y finalmente práctica de realizar al mismo tiempo la presencia del ser humano en la naturaleza, como parte de la naturaleza -vista como fuente de vida y no como fuente de explotación-, y la manera de vivir sin este afán, siempre más grande, de acumular y de consumir, que es la fuerza del capitalismo. Y así llegar a una manera de producir bienes y servicios en función de las necesidades humanas, vistas dentro del conjunto de la relación con la naturaleza y no en función solamente de la ganancia. Es decir, una filosofía económica totalmente diferente.

Adicionalmente, hay elementos como la forma democrática de organizar todas las relaciones sociales. No decimos que las sociedades indígenas son perfectas en este sentido, pero allí hay por lo menos un sentido de solidaridad, un sentido de la primacía del grupo, de la comunidad sobre el individuo, que debemos retomar de verdad. La civilización occidental ha sido una reacción contra una cierta dictadura de la comunidad sobre el individuo, y ha valorizado el individuo, lo que es un aporte seguramente también importante; pero con el modelo económico capitalista, ha llegado a una exacerbación del individualismo, que es evidentemente contrario al bienestar general, al bien vivir general del grupo humano. Y finalmente, acoger la idea de una multiculturalidad, de no identificar desarrollo con occidentalización, sino de ver todo lo que otras culturas, religiones, filosofías, saberes pueden justamente aportar para un bien común general de los costarricenses y de la humanidad.

Ya se ha presentado en las Naciones Unidas, y en la UNESCO, una declaración universal del bien común de la humanidad, construida sobre estos cuatro ejes:
1.- la relación entre seres humanos y la naturaleza, teniendo en cuenta que hay solo un planeta disponible para la humanidad.
2.- otra definición de la economía con un valor prioritario de uso y no de cambio.
3.- la democratización de todas las relaciones sociales, incluidas las relaciones de género, y de todas las instituciones.
4.- la multi e interculturalidad, la formulación de la ética necesaria a la cohesión social.
Hay varias raíces -como en todos esos fenómenos- y una raíz es evidentemente una conciencia siempre mayor del problema del cambio climático.

Poco a poco se percibe mejor, en la conciencia generalizada, que este cambio climático no es solamente un accidente, que no es solo un ciclo natural -aunque puede serlo en parte- sino que en gran parte está provocado por la actividad humana, es decir por la actividad industrial, por el modelo de desarrollo que tenemos ahora. Eso hace reflexionar justamente a la necesidad de otros parámetros.

La crisis económica acelerada también ha ayudado, a una cierta toma de conciencia, no tanto en los medios oficiales, ni entre aquellos economistas que piensan que con medidas económicas van a resolver el problema, sin integrar estas nuevas dimensiones.
Pero en la opinión pública, poco a poco, hay la conciencia de que estamos frente a un problema donde, si no cambiamos, estamos realmente en una situación muy inquietante. Así, todo eso ha permitido, justamente, la emergencia de un cierto interés, de una cierta búsqueda de conceptos nuevos.

En Europa hay un concepto que no pareciera el mas lógico, que es el de descrecimiento, décroissance.
Puede ser una buena idea, pero un mal concepto, porque hablar de descrecimiento está muy bien para la gente que tiene todo lo necesario y más; pero hablar a los pobres sobre des-crecimiento es un concepto que no parece adecuado ni justo. Sin embargo, la idea sí es interesante. Es interesante también en América Latina cómo en el movimiento indígena hay todo este redescubrimiento de conceptos y valores tradicionales, que hoy pueden contribuir.
En el sistema capitalista hay muchos intereses poderosos atrincherados que van a resistir a un cambio de modelo.

¿Qué camino existe para que vayan creciendo estas ideas y logrando cambios reales?

En este sentido no hay milagros. Es evidente que el sistema va a defenderse y encontrar todos los medios, aun sus propias contradicciones, para poder reproducirse.
Eso va a ser extremadamente duro y el sistema puede ser -y ha sido ya en la historia- sumamente violento, aunque en Costa Rica combatiríamos ese riesgo con educación, comunicación y dialogo de forma que la ciudadanía comprenda y se identifique con la meta que se quiere alcanzar. Así, no podemos pensar que las cosas van a evolucionar por sí mismas.
Es solamente con una acumulación de fuerzas, de movimientos sociales, de intelectuales, que vamos a poder lograr y conquistar una transformación. Es por eso que la responsabilidad de los movimientos sociales, de los partidos políticos con pensamiento social, del pensamiento intelectual -para justamente ayudar con un pensamiento a mediano/largo plazo-, es absolutamente fundamental.

Si no tenemos éxito en reunirnos, en hacer converger fuerzas, no vamos a lograr el fin del sistema actual; puede ser que se acabe por su propia lógica de explotación y de destrucción, pero va a destruir a todo el mundo, y no solamente a sí mismo, por eso debemos hacer una labor hormiga dando a conocer el concepto con familiares, amigos y vecinos.

Todos esos esfuerzos, unidos al del Foro Social Mundial, del Foro Mundial de Alternativas de pensamiento, de agrupación de los movimientos sociales, la idea también de una Quinta Internacional, (a pesar de que la palabra puede eventualmente no complacer a cierta gente), todas estas ideas son fundamentales para llegar justamente a una mayor convergencia de acción, porque las cosas no se realizan solamente pensando y discutiendo, sino que está claro que se debe actuar.

Ese es el motivo por el cual se les a invitado a ustedes a ser parte de ésta generación que pretende llegar a ocupar los puestos de mando y transformar de verdad la forma de ver, entender y practicar la política. No podemos esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo que hasta ahora se ha hecho, y quienes fuimos formados bajo principios cristianos, tenemos una responsabilidad y una obligación de actuar y de participar de ésta instauración de lo que será la política a partir de ahora y que será la corriente a seguir por las futuras generaciones. Es el momento de pensar en una nueva República, la nueva Costa Rica proyectada a futuro.

¿Y COMO DEBE SER UN GOBIERNO BASADO EN EL BIEN COMUN?

En el ejercicio del Bien Común deben repartirse las cargas de acuerdo a las posibilidades, y los beneficios en función de las auténticas necesidades de personas y grupos.
Esto se logra a través del correcto ejercicio de la autoridad bajo el criterio de subsidiariedad. No podría construirse el orden social necesario si solo existiera buena fe o buena voluntad, siendo también necesaria la eficacia real en la construcción del bien común. El respeto al Bien Común es lo que preserva, asegura y propicia el desarrollo de los diversos bienes particulares, los cuales se ordenan con base en él.

El Estado tiene como misión cuidar directamente, mediante una amplia planificación y coordinación de la cooperación social, todas las necesidades existenciales de sus miembros, contando con una amplia gama de políticas públicas, además de un amplio sistema de derechos humanos que protejan a las personas en todas las eventualidades de la vida, proporcionándoles la ayuda que necesitan y protegiendo el planeta ó la porción de él que nos corresponde.
Los bienes y organizaciones de carácter público, sumados en armonía, son necesarios para que los individuos, como miembros de la colectividad, cumplan su destino temporal y eterno generando el mayor bien posible.

Al ir logrando metas, van a surgir casi inmediatamente nuevos retos, trabajar y hacer políticas y leyes verdaderamente orientadas al Bien Común será una tarea permanente y una prioridad nacional.
No todo lo que se puede se debe hacer, existen criterios de factibilidad técnica que deben completarse con criterios de exigibilidad ética.

Sin efectivas garantías de los derechos fundamentales del ser humano, no cabe realización alguna del Bien Común, y sin democracia participativa decae el sentido mismo del principio que da origen a ésta nueva forma de política.

La justicia es dar a cada quien lo suyo, lo que le pertenece según sus fines existenciales. Por lo tanto, los bienes comunes han de generarse y disfrutarse con equidad.

CUANDO LA POLITICA NO ESTA ORIENTADA AL BIEN COMUN PIERDE SU ROSTRO HUMANO.

El principio práctico de la aplicación real de ésta nueva forma de administración pública, debe iniciar en nuestras Municipalidades ó Gobiernos Locales.
Estos gobiernos locales deberán gozar de una autonomía casi total, de forma tal que pongan en práctica el Bien Común en sus comunidades ( Cantones ), no sin antes, lograr una organización distrital y a su vez comunitaria ó de barrio, humanizando estos gobiernos locales y convirtiéndolos en un orden social cooperativo y solidario en el que las personas ó habitantes de cada cantón vivan a plenitud el BIEN SER, el BIEN HACER, y el BIEN ESTAR, garantizando que las generaciones por venir, también tengan acceso a estas posibilidades plenificadoras. Quienes lleguen a ocupar los cargos de mando en los gobiernos locales, deberán ser personas de trayectoria moral intachable y bajo el nuevo modelo esa elección cobrará un mayor interés y participación, puesto que el pueblo entenderá que esas personas serán sus gobernantes y no el Poder Ejecutivo.

El vivir del ser humano, es necesariamente un convivir, no solo en el orden físico y biológico, sino sobre todo en el cultural y espiritual. Los seres humanos a pesar de esa inteligencia de la que fuimos dotados, somos una especie frágil, contingente y físicamente perecedera. No todo lo que se puede se debe hacer, por lo tanto deben revisarse todas las leyes existentes, mejorarse algunas, eliminarse otras, y crearse las que falten para lograr ese convivir en armonía entre los seres humanos y el planeta.

La justicia social que anteriormente ya la han planteado algunas corrientes políticas, se promueve mediante la participación de todos en la definición, construcción, realización y disfrute del bien común; y eso es lo que constituye la verdadera democracia participativa.

Cuando la política se ejerce con miras al orden y la justicia en el Estado, comprende el bienestar de las personas en comunidad que se asocian por causa del beneficio mutuo y para el goce de derechos y la realización de obligaciones, en lo que sería un verdadero marco de justicia social.
El ser humano es un todo, pero es, vive y está, en el seno de una realidad humana más amplia, que es la sociedad, donde se realiza a través de diversas comunidades.

La realización del Bien Común es la razón misma de ser de los poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo, de manera subsidiaria, junto con personas y comunidades intermedias, en provecho de todo ser humano, respetando una justa jerarquía de valores, y los postulados de las siempre cambiantes circunstancias históricas.

TODA AUTORIDAD PUBLICA Y SEA CUAL SEA EL NIVEL QUE TENGA, ESTA AL SERVICIO DE LAS PERSONAS, RESIDIENDO SU LEGITIMIDAD EN SU MISION DE ASEGURAR EL DESARRROLLO PERSONAL DE TODOS LO QUE LE ESTAN SUBORDINADOS.

Sócrates, el maestro de Platón dijo :
“…si alguno dice que la justicia consiste en dar a cada uno o que se le debe, y si por esto entiende que el hombre justo no debe más que mal a sus enemigos así como bien a sus amigos, este lenguaje no es el propio de un sabio, porque no es conforme a la verdad, y nosotros acabamos de ver que nunca es justo hacer daño a otro.”

Que nos legó el padre de la filosofía Platón :
«Entonces me sentí irresistiblemente movido a alabar la verdadera filosofía y a proclamar que sólo con su luz se puede reconocer dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada. Así, pues, no acabarán los males para los hombres hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder o hasta que los jefes de las ciudades, por una especial gracia de la divinidad no se pongan verdaderamente a filosofar»

Que decía Aristóteles al respecto :
Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la responsabilidad civil dentro de la libertad.

Existen tres formas de legítimo gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de los mejores) y república (gobierno de muchos). A esas formas rectas de gobierno se oponen la tiranía, la oligarquía y la democracia (Aristóteles entiende por "democracia" el gobierno de los pobres). No se puede decir cuál de las tres es mejor, pues la teoría concreta para un pueblo hay que deducirla de una indagación objetiva de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado (Aristóteles recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En principio, toda forma de gobierno es buena si quien gobierna busca el bien de los gobernados.

Veamos que han dicho distintos Pontífices al respecto :
Pío XI : El bien común temporal es el fin específico del Estado. El Bien Común de orden temporal consiste en una paz y seguridad de las cuales las familias y cada uno de los individuos pueden disfrutar en el ejercicio de sus derechos, y al mismo tiempo en la mayor abundancia de bienes espirituales y materiales que sea posible en esta vida mortal.

Pío XII : Toda actividad del Estado, política y económica, está sometida a la realización permanente del bien común; es decir de aquellas condiciones externas que son necesarias al conjunto de los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades y de sus oficios, de su vida material, intelectual y religiosa.

Juan XXIII : Un sano concepto del bien común abarca todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección.
En la época actual se considera que el bien común consiste principalmente en la defensa de los deberes y derechos de la persona humana.

Concilio Vaticano II : El bien común abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las cuales los hombres y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección.

Vale acotar que no se debe confundir éste corriente de pensamiento y de organización política, ni con el comunismo, ni con la social democracia y mucho menos con el liberalismo. La ideología liberal profesa la prioridad del individuo sobre la sociedad y el Estado, pero descuida la atención a las condiciones sociales. Contra el liberalismo es preciso afirmar que el Bien Común tiene carácter supraindividual, es un bien social en sí mismo.

El BIEN COMUN se asienta en la naturaleza humana; su centro es el hombre y no es ajeno a los planes de DIOS.
Brevemente repasemos algunos versículos bíblicos :
Romanos 12:10 Aménse los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.

Efesios 4:2 Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.

Isaís 1:17 ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!

Proverbios 31:8-9 ¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!
Francois Marie Arovet Voltaire decía : Los pueblos a quienes no se hace justicia, se la toman por sí mismos, más pronto ó más tarde. También dijo : La pasión por dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano. Y para terminar de citar al ilustre Voltaire, decía que : El tiempo es justiciero y pone cada cosa en su lugar.

El bien común, entendido “común”, como susceptible de ser gozado por todos y cada uno, de los miembros del cuerpo social, sin privilegios de clase, como idea, fue ya sustentada por Platón como objetivo del gobernante, ese ser sabio, guardián del estado, capaz de distribuir equitativamente lo que a cada uno le corresponde, como individuo, que desarrolla su vida dentro de la polis, a la que está intrínsecamente unido, tendiendo al bien de todos que es mucho más que la suma de los bienes personales.

El gobernante no debe aspirar a riquezas personales, ni al beneficio de algunos, sino al de la totalidad. Como dato curioso, Platón distingue la moral del gobernante como persona que debe ser intachable, y la moral de la política, que puede utilizar ciertos medios que no son aceptables en el plano personal, como mentir, si es por el bien de todos. Aristóteles desarrolló más aún esta idea, entendiendo ese fin del bien de todos, como una virtud.

Los romanos distinguieron entre las cosas extrapatrimoniales, aquellas que eran comunes a toda la humanidad, como el aire o el agua corriente, y las cosas públicas, que pertenecían al pueblo romano, como algo distinto de los individuos que lo componen, y esas cosas como bienes sujetos al goce popular. Cicerón, consideró a los hombres como iguales, aunque desde una visión aristocrática.

La Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (1225-1274) vuelve a poner ese concepto en consideración, cuando afirma que el objetivo de las leyes es el bien común, objetivo de todo gobierno, que es el bien de todos, como medio para lograr el fin último, que es la gracia de Dios.

En el siglo XVI, Erasmo de Rotterdam (1466-1536) se destacó como pacifista, considerando que la única guerra justa era la que se hacía en legítima defensa, no cuando se inicia el ataque, ya que esto no sería para el bien común, criticando a Maquiavelo en su particular visión del bien común.
En efecto, sostuvo Maquivelo (1467-1527), en su obra “El Príncipe” donde analiza la realidad política de los estados en su evolución histórica, que el bien común era el bien del estado, representado en el príncipe, al que se subordinan todos los bienes individuales. Conviene sin embargo, al príncipe tender al bien de todos para sostener su poder, pero sin ser magnánimo. Al príncipe se le debe respetar e incluso temer, aunque no en la extrema medida que se llegue a despreciarlo. Vemos que Maquiavelo también necesita lograr el bien común como objetivo del estado, pero con una finalidad práctica, y no moral. El Príncipe necesita consenso para , mantenerse en el poder, pero ese bien común, se logra a costa de cualquier medio, incluso, a costa de ciertos individuos.

En 1516, Tomás Moro escribe la “Utopía”, donde habla de un bien común que trasciende a los pueblos particulares, para lograr un orden jurídico de toda la humanidad, en vistas a su bien común, como un derecho natural vigente y justo.

La Iglesia católica, a partir de la encíclica, Rerum Novarum (1891) ha incorporado ese concepto, bregando por mayor solidaridad con respecto a los más necesitados, reconociendo a los obreros el aporte que al bien común, realizan con su trabajo, por lo cual sus necesidades básicas deben ser satisfechas, con la colaboración de todos los ciudadanos.

El filósofo católico Jacques Maritain, (1882-1973) expuso en su obra “La persona humana y el bien común” al bien común, como lo que trasciende al bien particular de cada uno, que debe tender al bien del conjunto social, y al mismo tiempo, al desarrollo individual, no solo material sino fundamentalmente moral. El hombre, individuo en su materia, y persona en su espíritu, se realiza en plenitud dentro de la sociedad, y para aportar a la sociedad. Hay una interdependencia recíproca entre persona y estado, por la cual el hombre engrandece al cuerpo social, y a su vez él crece en su dimensión personal, en vistas a su trascendencia. La autoridad a través de leyes justas (las injustas no serían leyes) debe redistribuir los bienes sociales, respetando los derechos de cada uno, en beneficio de las personas, tendiendo a su perfección y asegurando su protección desde el estado.

A fines del siglo XVIII Immanuel Kant, intenta crear una ética universal, estableciendo un deber moral que pueda aplicarse en cualquier tiempo y lugar, creando su imperativo categórico, poniendo como máxima a realizar: “obrar de tal modo que puedas querer que tus actos puedan ser ley para todos”. Así el obrar bien se convierte en un deber, no solo para cada persona en particular, sino aún para el estado. Un estado es justo para Kant, cuando sus leyes establezcan a los ciudadanos obrar bien como deber. Kant dijo : "la injusticia cometida se ejerce unicamente en el sentido de que no respetan el concepto del derecho, unico principio de la paz perpétua"
Benito Juárez, político liberal mexicano dijo : "Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz"

El excesivo individualismo de nuestra era, no debe hacernos perder el punto de vista de que la propiedad cumple una función social, y que el bien de todos es mucho más que unos pocos puedan acceder a la gran cantidad de bienes de consumo y adelantos tecnológicos, dejando a otros en la pobreza y en la marginalidad.

¿QUE ELEMENTOS COMPONEN LA VIDA?
La vida como la conocemos tiene cuatro componentes principales que no pueden aislarse uno de otro. Dios como creador de vida, el planeta Tierra que es el único mundo que tenemos para habitar, el Universo del cuál es parte el planeta Tierra y los seres vivos que habitamos en ella.
En ese sentido es imperativo lograr una total armonía entre estos cuatros elementos para asegurar la conservación de las especies y del ser humano y lograr una vida plena tanto terrenal como espiritual. Es decir que, todo ordenamiento social ó político debe estar conceptualizado a mantener esa armonía entre el Universo, el planeta Tierra, Dios y los ciudadanos del mundo, y Costa Rica será pionera en lograr un Gobierno que tenga en todas, absolutamente en todas sus decisiones un Norte claro y bien definido que será siempre EL BIEN COMUN.

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